EL
MUNDO
10 mayo
2022
Cómo
adelgazar tres kilos de forma saludable sin trajes de sudoración, ni dietas
peligrosas
Gema García Marcos
Llega el calor y nos entran las prisas
por deshacernos de esos 'kilillos' de más que cogimos en invierno. La única
manera de conseguirlo es hacerlo con sensatez y no caer en la trampa de los
'falsos atajos'
La tentación es muy fuerte. Si Kim Kardashian pudo adelgazar
siete kilos en tres semanas para (casi) embutirse, el trasero no entró, en el
icónico vestido con el que Marilyn Monroe cantó ese tórrido 'Happy birthday' a JFK, ¿por qué
no vamos a intentar nosotros quitarnos 'lo que nos sobra' para lucir ese
modelazo que nos hemos comprado para la boda o comunión de turno siguiendo 'su
método'?
Pues porque no es bueno. "Cada persona es un mundo y no
podemos meter a todos en el mismo saco. Pero, por regla general no es
razonable. Igual que el cuerpo toma su tiempo en subir
de peso, necesita su tiempo para perder peso y evitar efectos
"rebotes", afirma Marina Domene,
nutricionista de SHA Wellness Clinic.
A lo que Paco Payan, entrenador en SHA, añade que "lo
único que se puede conseguir con estas pérdidas de peso tan aceleradas es que
nos salgan estrías". También que nos convirtamos en carne de cañón del
temido efecto rebote: "Mantener este tipo de dietas tan restrictivas y
entrenamientos tan exigentes no es sostenible en el tiempo. Por eso, en cuanto
se vuelve a comer normal o a la forma habitual de hacer ejercicio, volveremos a
engordar".
En su opinión, en tres semanas, podríamos conseguir
"una pérdida de peso saludable de unos tres kilos, como mucho".
Así que, siendo sensatos, ¿qué tenemos que hacer para perder
un par de kilos? Domene nos lo explica: "En
primer lugar, deberíamos de hacerlo por nuestra salud y no por modas o porque
vayamos a asistir a un evento".
Por tanto, el principal objetivo sería "adoptar un
estilo de vida saludable, que implica tener una dieta variada, saludable; y,
por supuesto, no eliminar alimentos sanos como los cereales integrales, las
legumbres, las verduras, las frutas, los frutos secos, etc.".
Tanto el descaso como la actividad física son fundamentales:
"No hay que "envolverse" en esos famosos trajes sauna que lo
único que hacen es deshidratarnos. El sudor es un mecanismo de autorregulación
del cuerpo para mantener una correcta temperatura basal, pero sudar no ayuda a
perder grasa".
También nos recuerda que "si solamente hacemos
ejercicio cardiovascular podemos comprometer la calidad y la cantidad de
nuestra masa muscular y esto tener un impacto negativo en cuanto a nuestro
metabolismo basal, mayor riesgo de sufrir una infección por un debilitamiento
del sistema inmune, mayor riesgo de lesión o fractura, etc.".
Hábitos saludables
¿Y qué hacemos si nos hemos 'enganchado' al deporte? ¿Cuáles
son las actividades físicas más sencillas que nos puede ayudar a adelgazar?
Elisa Riveres, entrenadora personal (nº Colegiada 63.829 de COPLEF Madrid), nos unas pistas:
"Las que más nos van a ayudar a la hora de perder peso de una forma
razonable son aquellas que, desde su inicio, nos permitan una adherencia al
entrenamiento".
Generalmente, relata, "estas rutinas están diseñadas
con ejercicios sencillos donde trabajamos todo el cuerpo en diferentes sesiones
a la semana".
Además, prosigue, "es importante implicar grupos
musculares grandes en cada entrenamiento y evitar que las sesiones sean muy
largas, mejorando así tanto su calidad como su intensidad. De este modo
podemos, aumentar los días de entrenamiento y generaremos mayor motivación y
deseo para la próxima sesión, evitando sobrecargas". Una vez ya se ha
adquirido el hábito, resulta "mucho más fácil ir añadiendo ejercicios más
complejos y aumentar carga, volumen e intensidad dentro de cada plan para
conseguir objetivos más específicos".
¿Por qué es tan importante combinar cardio y fuerza?
"Muchos estudios avalan la necesidad y los beneficios de combinar el
trabajo cardiovascular y el entrenamiento de fuerza en comparación con otras
estrategias, dosificado según el contexto personal e, inclusive, los diferentes
tipos de población y patologías. Gracias a ello, se ha observado como mejora la
composición corporal, mejorando la masa muscular, la fuerza y, por supuesto, la
funcionalidad. Además, disminuye la adiposidad abdominal y aumenta la aptitud
cardiorrespiratoria".
Pero, para hacer bien los deberes, Riveres
nos aclara que, aunque la dieta es más importante, si cabe, que el ejercicio
físico, ambos se necesitan. "A mí me gusta recalcar que con solo dieta no
conseguiremos hacerlo de una forma óptima y saludable. Es necesario añadir
ejercicio físico diario y planificado para conseguir unos valores de salud
deseables".
También que el objetivo no debe ser únicamente alcanzar un
canon de belleza, sino velar por nuestra salud. "Es muy importante
fijarnos no solo en los nutrientes (¡que no calorías!) que ingerimos sino en
incluir el ejercicio físico en las dosis adecuadas, pero no con el único fin de
conseguir imagen física, sino con la intención clara de mantener y desarrollar
un sistema músculo esquelético y un sistema cardiovascular eficientes,
funcionales y sanos. La falta de músculo por delgadez, con los años, puede ser
tan o más peligroso que la obesidad. Dicho esto, puede que con la dieta
lleguemos antes a ese peso que buscamos, pero con el ejercicio añadiremos el ingrediente
que necesitamos para optimizar el proceso".
En cuanto a las bebidas y la comidas
que deberían desaparecer de nuestra dieta, nos recuerda que "la mejor
bebida es, sin duda, el agua y más aún si buscamos bajar de peso, ya que los
refrescos y alcohol poseen gran cantidad de azúcar y aportan calorías
vacías". Y, en cuanto a los alimentos, ya se sabe que "los ultraprocesados son los mayores enemigos, pero no podemos
obviar otros alimentos que sí son considerados saludables, pero pueden dejar de
serlo cuando la ingesta es mayor que el gasto energético diario",
concluye.